«Este mundo no está concebido para los soñadores«, he oído de alguna u otra forma a lo largo de la vida. Y es que en la vida podemos encontrar frases que bien nos impulsan o bien nos esclavizan. Pero cada cosa que puedes ver a tu alrededor (aparatos tecnológicos, edificios, y hasta obras de arte) lo han realizado personas que tuvieron el valor (y a veces la locura) de perseguir un sueño. Pero como bien sabes, soñar no siempre nos hará felices, por ello te invito a que reflexionemos juntos lo siguiente: ¿Se puede vivir sin sueños? ¿Es posible una vida sin soñar con ser alguien o conseguir algo?
¿Cuánto vale un sueño?
La sociedad actual produce «interferencias» en nuestra mente cuando nos sentamos a recapacitar ante la pregunta de: «¿Qué quiero de la vida? ¿Qué es lo que me hace feliz?«. Y es que la cultura del consumismo nos confunde a veces y depositamos en la compra de un coche caro o un vestido de un diseñador conocido como la solución a todos nuestros males.
Es más, creemos que tras su adquisición, explotaremos en una catarsis de placer y hedonismo.
Pero lo que no leíste en la letra pequeña de tu sueño es que la euforia desaparece rápido y cuando te pones a hacer cuentas, resulta que el esfuerzo, tiempo y dinero que has invertido, no corresponde con el nivel de «libertad y felicidad» que finalmente conseguiste, y que esperabas conseguir.
Por ello a veces caemos en la frase tópica de decirnos a nosotros mismos: «Bueno vale, pero era un capricho que yo tenía desde hace tiempo y quería comprármelo».
Dime qué sueñas y te diré quién eres
Curiosamente, las personas autoexigentes suelen tener, en su repertorio onírico, más sueños u objetivos que lo que sus capacidades le permiten cumplir. De esta manera, a lo largo de su vida van acumulando «sueños no satisfechos» que van minando aún más su autoestima.
Y es curioso lo que podemos aprender de alguien que acabamos de conocer si le hacemos preguntas, más relacionadas con sus sueños y deseos, que con las típicas y aburridas de (pon cara como si hubieras chupado un limón): ¿En qué trabajas? ¿Qué has estudiado? ¿Qué sabes hacer? o ¿De dónde eres?
Como si esa información nos dijera algo realmente importante de la persona que tenemos enfrente. Si si, algo parecido nos decía El Principito al comienzo de su historia, si es que te has leído el libro.
Lo que soñamos, esconde mucho de nosotros mismos.
Y es que a veces los sueños están para no cumplirlos
Si si, aunque te parezca extraño, vivir persiguiendo un sueño se convierte en un estilo de vida que en sí mismo ya nos hace felices. ¿Nunca te ha ocurrido que cuando ya conseguiste lo que deseabas con tanta fuerza deja de pronto de tener el valor que le diste un día?
Si un día consigues esa meta o sueño que tienes desde pequeño o pequeña, y que retumba en tu cabeza como un eco incesante que dirige de alguna manera tus esfuerzos diarios (y también tus frustraciones), siento decirte que la consecución del mismo no te garantizará que seas más feliz (aunque ahora mismo puedas pensar que si).
Y es que el valor que le diste un día a tu sueño (percibido este como la necesidad o deseo por obtenerlo), variará con el tiempo como si de una acción en bolsa se tratara.
Lo que necesitas hoy, ahora mismo, lo que anhelas y deseas en este mismo momento, no es lo que necesitarás y desearás en el futuro cuando estés a punto de conseguirlo. C’est la vie.
Entonces, ¿soñar es bueno o malo?
Depende el tipo de sueño que hayas elegido para tu vida.
Cuando tengo que valorar un sueño, me imagino dentro de 5 años una vez conseguido mi objetivo, y hago balances entre las horas dedicadas, experiencias y viajes perdidos, ratos con la pareja y amigos,… comparándolo con lo que ganaré cuando lo tenga.
Para soñar hay que tener valor. Para cumplirlos hay que organizarse.
Ayer, precisamente, estuve hablando con un amigo de la infancia que desde hace un año decidió tirar o regalar muchos de los objetos materiales que tenía guardados, tales como: ropa, libros, materiales deportivos,… Y es que, de alguna forma, se ha dado cuenta que así puede vivir más ligero.
Esas fueron sus palabras, vivir más ligero. ¿Qué significa eso?
¿Cuanto pesa un sueño?
Tanto si lo cumples como si no, desde el mismo momento en que te planteas una meta (no un capricho puntual sino más bien el eco redundante de un deseo), estás «esclavizándote a ella».
Quizás esta palabra no sea la adecuada, pero es que, tanto si lo consigues como sino, tu sueño tiene un peso sobre ti. Así que elige bien, no todos valen.
Es decir, si lo consigues has debido invertir tiempo y dinero (que es lo mismo) en alcanzarlo, y si no, puede que te quede la frustración.
Pero, ¿qué clase de mundo, y de vida, insoportable sería una existencia sin soñar en algo?