Las emociones a menudo responden a una amplia variedad de fenómenos, como son: pasiones, sentimientos, temperamento, estados de ánimo, placer,… pero no debemos confundir estos conceptos. En la actualidad, los psicólogos tratamos las emociones como un fenómeno multifacéticos es decir, que se manifiesta en el comportamiento, expresividad, reacciones fisiológicas y sentimientos subjetivos.
En este artículo vamos a ver qué son las emociones, tipos e importancia en nuestras vidas, porque, aunque a veces nos juegan malas pasadas, su utilidad nos ha llevado a la supervivencia como especie.
¿Qué entendemos por emoción?
La emoción es un sentimiento intenso generado por la llegada abrupta de un estímulo, que lleva al ser humano a reaccionar. Es a través de las emociones básicas que se generan las expresiones faciales que permiten la identificación de la ira, la rabia, la tristeza y la alegría como las principales herramientas para aprender a conocernos.
Charles Darwin sería el primero en notar que las reacciones, específicamente las faciales, ante diversos estímulos eran iguales entre los representantes de la misma especie y los de diferente especie, por lo que corroboró su teoría de que estas expresiones son innatas e independientes de sus orígenes.
Su investigación lo llevó a realizar estudios con ciegos, con lo que demostró que dichos gestos no pudieron ser aprendidos por ver a otras personas, así como en el caso de los niños pequeños, que no reunían la edad para imitarlas de algunos de sus cercanos.
Con el tiempo, esas expresiones de los músculos faciales se llamarían “unidades de acción”, desde las que parten los psicólogos para estudiar, diferenciar y ejemplificar las reacciones de los seres humanos frente a determinados estímulos.
De seis emociones básicas definidas en 1970 a partir del análisis del psicólogo Paul Eckman, fueron reducidas a cuatro debido a un estudio realizado por la Universidad de Glasgow, Escocia, Reino Unido, que se publicó en la revista científica Current Biology.
La reducción se realizó luego de evidenciar, en pruebas con voluntarios, que las reacciones vinculadas con el asco y la sorpresa, estaban asociadas a las producidas por la ira y la tristeza, respectivamente, en sus percepciones iniciales.
En las que tiene que ver con asco-ira, se notaba un movimiento en el área de la nariz, una arruga marcada. En lo concerniente a la sorpresa y la tristeza, inicialmente se asemejan por los ojos muy abiertos al sentirlas.
Tales características hicieron posible la nueva categorización de estas sensaciones que nos distinguen de los animales, pero nos unen a los mamíferos, aunque nos posiciona por encima por tener la capacidad de racionalizarlas.
Wukmir (1967) propuso que las emociones se comportan como una brújula que nos guían (ver artículo).
La emoción es una respuesta inmediata del organismo que informa sobre el grado de favorabilidad de una situación percibida.
Por ejemplo, si parece favorecer nuestra supervivencia, experimentamos una emoción positiva (como felicidad, satisfacción, deseo, paz, etc.) y si interpretamos que esa situación puede ser desfavorable para nuestra supervivencia, experimentamos una emoción negativa (tristeza, desilusión, dolor, angustia, etc.).
¿Qué son las emociones básicas?
Las emociones son respuestas globales y automáticas del organismo en los que intervienen tres factores fundamentales: el fisiológico, el conductual y el cognitivo.
En definitiva son reacciones incontrolables y automáticas que, aunque son comunes en todo el mundo, es decir, todo el mundo tiene las mimas emociones, la causa que las provoca varía y existen tantas formas de manifiestación como individuos en el mundo.
Estas emociones son procesadas en una zona del cerebro llamada amígdala que se encuentra en el interior del mismo.
Son dos pequeñas bolitas, una a cada lado del tálamo aproximadamente, y pertenecen al denominado sistema límbico (saber más sobre el sistema límbico). Éste está compuesto por un conjunto de zonas del cerebro que procesan información relacionada con la memoria (más información sobre las emociones básicas).

¿Nunca te has preguntado porqué recordamos mejor aquellas cosas que tienen un sentido emocional fuerte para nosotros?
En cambio, aunque las emociones son comunes en todos los humanos, nos resulta muy difícil hablar de ellas, ¿porqué?
Siempre estamos experimentando algún tipo de emoción o sentimiento.
Nuestro estado emocional varía a lo largo del día en función de lo que nos sucede y de los estímulos que percibimos. Sin embargo, es posible que no siempre seamos conscientes de ello, es decir, que no sepamos ni expresemos con claridad qué emoción experimentamos en un momento dado.
Las emociones son experiencias muy complejas y, para expresarlas, utilizamos una gran variedad de términos, además de gestos y actitudes. Los artistas usan cuadros, música, poesía, esculturas,… por eso terminamos conectando con alguno en su manera de expresar lo que siente.
Otras características de las emociones es que son consideradas innatas, universales y adaptativas. Aunque existe una gran controversia al respecto, los animales también experimentan emociones aunque posiblemente no tan complejas como las que tenemos los humanos.
Existen emociones primarias, que son generales y básicas, y que, mezclándose entre ellas, puede dar como resultado emociones complejas o secundarias.
Importancia de conocer las emociones básicas
Racionalizar, educar, medir,… son algunas palabras que surgen al hablar de las emociones básicas, como una forma de controlar lo que sentimos.
No obstante, la importancia de diferenciar las emociones es que nos permiten conocernos mejor, saber lo que queremos y buscarlo o satisfacerlo, y reflejar lo que sentimos en nuestro mundo interior.
Orientan nuestra conducta, nos ayudan a relacionarnos, canalizan la toma de decisiones, regulan la conducta del otro, y promueven la creación de identidad y también de la intimidad.
De tal manera que las emociones están conectadas a los sentimientos, la forma en que nos sentimos frente a determinada señal determinará la emoción que experimentemos.
El ser humano vive sus sentimientos según sus experiencias y la carga genética que posea, por lo que cada quien traduce la realidad de forma diferente.
En lo que respecta a su control, luego de la experimentación se hace necesario un proceso de revisión mediante el cual el ser humano debe analizar la intensidad de su reacción y si se hace necesario un manejo más adecuado de las emociones básicas.
La regulación emocional se inicia a los cuatro años y forma parte del proceso de maduración y crecimiento del individuo, debido a que inciden en nuestro pensamiento y forma de actuar.
Comprender y manejar las emociones se hace indispensable debido a que influyen en nosotros y en algunos casos, nos dominan y sobrepasan.
Emociones básicas primarias
Innatas, con reacciones que traspasan las culturas, edades y épocas, universales, heredadas genéticamente, reconocibles, que generen una alteración física, y desvinculadas del factor vivencial, son las emociones básicas primarias.
Siguiendo la teoría del psicólogo Theodore Ribot, la personalidad posee desde sus orígenes una unidad afectiva conformada por el deseo, la cólera y el miedo, nacidos de los instintos primarios: nutricio, ofensivo y defensivo.
Con el tiempo, se conservaron la cólera y el miedo, y se adicionó la alegría y la tristeza, que además poseen diversas manifestaciones:
Cólera
Denota una molestia acumulada. Está representada en un NO rotundo que ayuda a poner barreras, da fuerza, y permite diferenciar qué es lo que se quiere. Indignación, rabia, molestia, violencia, odio y furia son algunas de sus manifestaciones.
Enfadarnos fuerza expresiones en nuestro rostro y tono de voz que advierte de que vamos a defender lo que es nuestro. Nos prepara para las amenazas, la acción y la lucha.
Miedo
Ayuda a la diferenciación de los peligros internos y externos al estar asociado a la angustia de que ocurra algo imprevisto. Aporta prudencia. Se traduce también en pánico, fobia, terror, preocupación y desconfianza.
Esta es una de las emociones más fuertes ya que nos ha avisado durante millones de años de que algo malo puede ocurrirnos. Sin ella, nuestra especie se hubiera extinguido ya que la prevención en ambientes hostiles es lo más importante. Detectar una amenaza es fundamental para sobrevivir.
Alegría
Algunos autores mantienen que la alegría ha permitido el desarrollo de los lazos de la humanidad, pues experimentar ese impulso motiva a compartir y establecer un contacto con el otro. La felicidad, el placer, la diversión, el erotismo, la dicha y la ternura, son otras de sus formas de presentación.
La alegría a veces está considerada como felicidad, placer, satisfacción,… y nos ha servido para saber qué es lo que nos mantiene con vida.
La comida, el sexo, la protección del grupo,… éstas y otras situaciones son importantes, y si no sintiéramos placer en ellas, también dejaríamos de existir.
Además, la alegría contribuye a establecer lazos entres iguales, algo que nos aporta sentido de pertenencia.
Tristeza
Se asocia con la pérdida de algo, un valor, un ser querido, un trabajo, algo material o por sentir dolor. Se vincula con el sufrimiento, en pasado o presente.
Ayuda a entender lo que nos duele o afecta, además de lo que queremos.
La tristeza nos advierte de una pérdida importante en nuestro entorno, comunicándonos la importancia de nuestra situación y reflexionando sobre las decisiones que debemos tomar.
Emociones básicas secundarias
Las emociones secundarias aparecerán en el individuo cuando cuente con madurez neuronal, haya socializado, y desarrollado sus capacidades cognitivas. Se generan a través del tiempo y la experiencia.
Resultan del aprendizaje social o cultural, que ayuda a formar la identidad personal, fomenta el autoconocimiento, y contribuye en la actuación o defensa de la persona ante una dificultad o conflicto no resuelto.
Las emociones secundarias son el resultado de una combinación entre las anteriores, resultando ser más complejas y propias del ser humano, y requieren de procesos cognitivos superiores para su expresión.
Estas emociones son de vital importancia porque están cerca de nuestro comportamiento más inmediato, justifican nuestra conducta y en cambio son de difícil acceso. Nos cuesta más interpretarlas y procesarlas a un lenguaje hablado.
Suelen ser sutiles y escapan a veces a nuestra consciencia.
Son procesadas en zonas neuronales de mayor complejidad interviniendo neuronas de diferentes regiones.
- Sorpresa: aparece cuando algo sucede de repente. El individuo se asombra ante algo inesperado. Se asocia a la estupefacción y el shock.
- Amor: la atracción hacia otra persona, el cariño y la afinidad entre los seres humanos. Se reconoce en la aceptación, la gentileza, la caridad, la devoción, la amabilidad, entre otros.
- Aversión: rechazo, repulsión, menosprecio y desdén hacia alguien o algo. Se manifiestan también en el asco, la aberración y el desprecio.
- Vergüenza: incomodidad que genera la pérdida de dignidad, asociada a la pena, la culpa, la mortificación y el arrepentimiento.
Como si se tratara de un lienzo con pinturas, psicólogos de la talla de Carroll Izard y Robert Plutchik expresan que las emociones secundarias se originan de una mezcla de las primarias, no obstante agregan un aditivo más, que tienen que ver con la edad (experiencia).
La combinación que Plutchik planteó en los 80 lo llevó a asociar las emociones con un círculo cromático, donde cada combinación arrojaba una emoción secundaria. Cada elemento era ocupado por un color.

El nombre de la combinación de dos emociones básicas es “díada”, el de dos mezclas adyacentes es “díada primaria”, y el de dos distanciadas una de la otra, “díadas secundarias”.
Como ejemplo citamos la culpa, catalogada como una díada secundaria conformada por la alegría y el miedo, aunque separadas por la aceptación.
Mientras más distanciada esté una emoción de otra disminuye la probabilidad de que se mezclen.
Su teoría también sostiene que las emociones rara vez se presentan aisladas o solas, como en el caso de los celos, que combina tristeza, enojo y miedo.
Por su parte, Izard sostiene que las emociones son modificadas por la experiencia al plantear su visión de las secundarias (ver estudio), además las cataloga de indispensables para comprender lo que motiva al ser humano, sus niveles cognitivos y su actuación.
Tipos de respuestas de las emociones
Como hemos visto al principio existen tres tipos de respuestas de nuestro organismo a las emociones que son:
- Fisiológica. Éstas son respuestas involuntarias propias del sistema nervioso simpático y provocan palpitaciones, temblores, dilatación de las pupilas, secreción hormonal como por ejemplo la secreción de la adrenalina, o también puede producir sudoración (ver somatización emocional).
- Cognitivas. Casi de manera automática, la percepción de un estímulo relevante emocionalmente para nosotros, produce un pensamiento automático difícil a veces de percibir de manera consciente y éste es quien nos hace actuar en consecuencia. Estos pensamientos son muy rápidos y han sido aprendidos generalmente en la infancia o bien son propios de nuestra especie como por ejemplo en un experimento en el que se le enseño imágenes de serpientes a niños que no las había visto nunca y tuvieron una reacción emocional de miedo.
- Conductuales. Son respuestas voluntarias que en el caso por ejemplo de experimentar miedo pueden traducirse por huida, evitación o parálisis.
Clasificación de las emociones
Las emociones se clasifican según su interpretación, duración e intensidad.
- Positiva o negativa: una emoción puede ser interpretada como positiva si resulta placentera para la persona que la experimenta, en cambio, puede ser negativa si produce daño, sufrimiento o estrés.
- Duración: si nos exponemos durante un tiempo al miedo o la ansiedad, los daños y repercusiones que tendrá sobre nuestro organismo serán diferentes a si hemos experimentado lo mismo pero en un corto periodo de tiempo. Por ello, la duración de la emoción interfiere en el efecto que ésta puede producirnos.
- Intensidad: lo mismo ocurre con la intensidad. El grado de fuerza de esa emoción puede hacernos cambiar la manera en que la vivimos, y por ende, la recordamos.
¿Para que nos sirven las emociones?
Las emociones persiguen tres propósitos fundamentalmente. Y son objetivos básicos de nuestra especie como son la comunicación, los lazos afectivos, la adaptación, y la motivación.
Otra función importante es la de hacer que lo experimentado tenga un mejor recuerdo y aprendizaje, de manera que ciertas experiencias, o estímulos puedan ser recordados incluso habiendo pasado años.
Si ciertos olores no desembocaran emociones en los animales, nunca encontrarían las crías de pingüinos a sus padres.
Tanto los humanos como el resto de animales, disponemos de mecanismos perceptivos emocionales para detectar e interpretar dichas emociones en los demás. Esto es vital para nuestra adaptación y para establecer vínculos entre nosotros.
Al hecho de realizar este proceso se le llama empatía. No solo ponernos en el lugar de la otra persona, si no también identificar qué puede estar sintiendo, ayuda a mejorar nuestro círculo social y establecer conexiones fuertes con nuestros amigos o familiares.
La identificación, regulación y manejo son áreas de estudio de la inteligencia emocional.