Algunas personas consideran a los pesimistas «personas realistas», y tienen razón en parte. Cierto es que suelen centrarse más en las cosas que podrían ocurrir o que podrían haber evitado, se adelantan a los acontecimientos y por ello terminan sucumbiendo a sus propias elucubraciones.
El problema es que en muchos casos buscan soluciones a cosas que nunca sucederán o que, por el contrario, forman parte del pasado y por consiguiente ya sucedieron y no pueden cambiar.
Ayudarte a combatir los pensamientos negativos es el motivo de este artículo.
Hace tiempo escribí una frase que dice así:
El optimismo es la forma más inteligente de ignorar lo obvio, ¡pero que bien sienta!
Cuando hayas leído este artículo, habrás aprendido que ser pesimista es una opción más que has elegido para vivir, pero que hay otras formas.
Cuando hablo de pesimismo no me refiero a aquellas personas que están diagnosticadas de algún trastorno del ánimo como la depresión, sino a una manera de pensar enfocada en el pesimismo.
La importancia de conocerse para superar el pesimismo
Estar constantemente preocupados por el futuro o por el pasado, no hace más que acrecentar nuestra confusión, entrar en un laberinto de emociones, y preocuparnos por solucionar situaciones de nuestra vida que, en un altísimo grado de probabilidad, no ocurrirán jamás.
Y es el miedo, la inseguridad, y la falta de confianza en nosotros mismos lo que provocan estas situaciones desconcertantes que aumentan la frustración y el desamparo y la falta de ganas y motivación en nuestro día a día.
¿Quién no ha sentido alguna vez esa falta de control sobre las cosas que nos suceden en la vida? Precisamente es producida por el hecho de centrarnos en aquellas cosas que están fuera de nuestro alcance.
Por ejemplo, esperar a que esa persona amada nos llame no depende de nosotros, en cambio lo vemos como una espera amarga que nos produce ansiedad y tensión. O al hecho de encontrar un empleo, hay cosas que si podemos hacer, pero muchas de ellas se escapan a nuestro alcance y no queremos asumirlo, no lo vemos, de manera que nuestra preocupación aumenta sintiéndonos impotentes y disminuyendo nuestra autoestima.
Los pensamientos negativos están relacionados con esto, con querer controlar todo y no poder, y también con el hecho de no saber identificar qué producen en nuestro día a día, es decir, es tan fácil como responder a las siguientes preguntas:
¿Esta manera de pensar me hace feliz? ¿Me acerca o me aleja de mis objetivos? ¿Estoy avanzando en la vida? En definitiva, ¿me sirve para algo?
Seguramente estés preguntándote cómo salir entonces de ese círculo infinito en el que se suceden los pensamientos negativos o tóxicos que te quitan la energía para continuar, levantarte de la cama, salir a la calle, o ir con amigos al cine.
Por supuesto, no voy a aventurarme y pecar de osado en este artículo ya que cada persona es un mundo, pero si te mostraré algunos hábitos que te mantienen constantemente en un estilo de vida distímico, pesimista o depresivo.
Y es este punto el más delicado, ya que la depresión es una enfermedad grave e incapacitante que debe estar acompañada por un psiquiatra y/o psicólogo con el fin de paliar, sobre todo, pensamientos y conductas impulsivas que puedan desencadenar en acontecimientos trágicos.
Por ello es importante mantener una actitud reflexiva sobre los pensamientos que tienes habitualmente con el fin de tomar consciencia sobre ellos y comenzar los primeros pasos hacia la salida, hacia el cambio, hacia una nueva forma de ver el mundo.
Pero vamos a abordar en este artículo, sin extendernos demasiado, aquello que puedes hacer para no dejarte invadir por pensamientos pesimistas o negativos.
¿Cómo dejar de tener pensamientos pesimistas?
Una teoría psicológica que me apasiona es la teoría de la atribución.
Tiene una base cognitiva importante, y nos hace ver que allá donde depositemos la responsabilidad de las cosas malas o buenas que nos suceden, determinará la forma en que nos vemos a nosotros mismos, el mundo, y nuestro potencial como persona.
Te pondré un ejemplo práctico para que te resulte muy fácil entender esta teoría.
Por ejemplo, tal como he explicado en el apartado anterior, la percepción que tienen algunas personas sobre la falta o no de control en acontecimientos que les ocurren, va a determinar tu manera de ver y entender el mundo que te rodea.
Hay personas que se atribuyen los éxitos que han tenido en la vida, y en cambio otras lo achacan a «una cuestión de suerte». Por otra parte, ven el futuro como algo inesperado donde hagan lo que hagan no les servirá para nada, y otros confían en sus capacidades y han aprendido que en el pasado pudieron superar dificultades en sus vidas y porqué no iban a superarlas ahora.
Veámoslo en una tabla con más claridad:
Persona positiva | Persona negativa | |
Control sobre lo que hace | Confía en que, por lo general, hace las cosas bien o al menos lo mejor posible. Se da espacio para equivocarse, se acepta y se perdona, pero mantiene su identidad, respeto y amor propio. | Considera que muchas de las cosas que hace podría hacerlas mejor. No se da espacio ni tiempo para equivocarse, su autoexigencia le conduce a pensamientos autodestructivos, críticas patológicas hacia sus capacidades, y cree que la mayor parte de las cosas que le suceden es por culpa suya. Deposita la responsabilidad íntegramente en sus actos sin tener en cuenta lo que otros hayan podido hacer o decir. |
Control sobre lo que le sucede | Entiende que se encuentra en un entorno cambiante y difícil donde debe prestar atención, ser responsable y consecuente. Pero también sabe que muchas de las cosas que le pasan escapan a su control, no puede estar atento a todo, fluye y deja fluir. | Se mantiene firme al hecho de asumir como propio lo malo que le sucede, se considera incapaz de intervenir en su vida diaria creyendo que «haga lo que haga no servirá para nada». Algunas personas pesimistas mantienen una actitud de indefensión y pasividad ante la vida asumiendo que no tiene capacidades para cambiar. Le falta motivación, seguridad y autoestima. |
Control sobre lo que sucederá | Es consciente de la cantidad de variables que entran en juego y dificultan el hecho de que haya ciertas cosas que no serán como piensa, pero mantiene la calma y no se deja dominar por la incertidumbre, el miedo o la ansiedad. En cambio se centra en el momento presente ya que advierte que es ahí donde sí puede tener cierto control. | Su futuro se plantea más bien negro. No conseguirán cambiar nada. Lo que está por llegar es dolor, desesperación, sufrimiento, pérdidas,… No se consideran partícipes e integrados en sus propias vidas sino que «eso que está por llegar» les es ajeno. Son meros cuerpos expuestos a lo que el futuro les ampare, es decir, dolor y tristeza. |
¿Qué tiene que decir la memoria de todo esto?
Pues tiene mucho que decir.
Las personas negativas tienden a recordar mejor los acontecimientos negativos de su vida y restan importancia a los positivos ocurridos. Es más, creen que, como dije antes, han sido productos de la casualidad, la suerte o el destino, algo que, por consiguiente, les deja fuera de sus propios éxitos, es decir, no se atribuyen los resultados positivos de sus vidas pero si los negativos.
Lo mismo ocurre cuando por ejemplo ven una película. Las personas negativas recuerdan mejor acontecimientos relacionados con cargas emocionales negativas, que aquellos episodios positivos que han transcurridos en la historia o guión.
Algo parecido ocurre con la atención. Las personas pesimistas o negativas centran su atención en estos acontecimientos en lugar de centrarse en lo positivo. De la misma manera les resulta muy complicado centrar su atención en el presente, algo que les impide vivir de manera fluída.
En esto, la comunidad científica no termina por ponerse de acuerdo. Unos mantienen que la causa de los síntomas depresivos es una alteración en la memoria, mientras otros piensan que es un problema de la atención. ¿Qué opinas tú?
Todos somos libres de estropearnos la vida, ¿qué eliges tú?
Sinceramente, hace tiempo que dejé de ver las noticias en la televisión. Antes me encantaba estar en la actualidad política, noticias internacionales, y toda clase de artículos o programas pasaban por mi retina. Ahora, he reducido eso al mínimo y es algo que te invito a hacer.
Lo que quiero decirte con esto es que motivos no nos faltan para estar preocupados constantemente por el hambre en el mundo, las injusticias, el drama ecológico que está viviendo el planeta, etcétera.
Las personas negativas piensan que ser positivos es abandonar todo esto a su merced, y no es así. En este aspecto es «pasar de la inactividad y la desesperación, a hacer algo por una causa sin pretender salvar el mundo», entre otras cosas porque no podemos. Pero si aportar un granito a las cosas y, en lugar de querer salvar el mundo, intenta salvar tu mundo sintiéndote mejor contigo mismo.
La profecía autocumplida y del porqué los pesimistas lo tienen difícil
Muchas de estas personas denominadas pesimistas, se adaptan y acostumbran a estos pensamientos negativos precisamente porque al pensar así, se autodefienden del fracaso debido a que «ya sabía yo que eso iba a ocurrir». Por tanto no hacen nada.
Esto, que parece un simple pensamiento, mantiene a una persona negativa toda la vida actuando así.
Pensar negativamente engancha, es adictivo, pero es por esto, porque su manera de pensar se refuerza debido a que se confirman sus predicciones sobre lo que iba o no a pasar en el futuro.
Prefieren no exponerse a fracasar, a estar equivocados, a asumir que las personas se equivocan y que parte de eso no es culpa nuestra.
3 Tipos de personas negativas
Todos imaginamos a las personas negativas como tranquilas, sumisas, o que intentan pasar indiferentes. Pero no, en realidad podemos decir que hay tres tipos y, aunque la de hacer de víctima es la más común, no todo se queda en eso.
- El cascarrabias. Este tipo de personas negativas están constantemente diciéndole a los demás lo que deben hacer, están juzgando sus conductas y nunca dejan de quejarse.
- El bondadoso. Aquellas que nunca dejan de ayudar a los demás, por encima de sus intereses, y exaltan constantemtne el esfuerzo, sacrificio y tiempo que les costó hacer su acto benévolo.
- El víctima. El más conocido de todos. Aquí, su modus operandi es dar pena, lástima y hacer notar lo mal que lo está pasando en la vida aunque en realidad no hay nada trágico a su alrededor.
Paul Watzlawick, en su libro «El arte de amargarse la vida«, nos ilumina diciéndonos que el pesimismo se aprende a lo largo de la vida y es una forma más de ver el mundo, pero no la única.
Algunas soluciones para dejar de tener pensamientos negativos
- Reflexionar pero hacia delante, no en bucle. Intenta observar tus pensamientos, aquellos que te encadenan y te hacen sentir ansiedad, tristeza o ira. En lugar de alimentarlos, busca otros alternativos que te hagan ir hacia delante y no hacia el mismo lugar, es decir, estar empeorar tu situación. Por ello, aceptar que esa manera de pensar te está haciendo daño a ti y a las personas que te rodean, puede ser un punto de partida para trabajar el cambio interior que necesitas.
- Ayúdate de las emociones aprendiendo previamente a identificarlas y percibirlas. Cuando experimentes tensión, ansiedad, tristeza, miedo, ira, angustia,… anota rápidamente en un papel qué estabas pensando. Con total seguridad, una vez tomado consciencia y escrito lo que pensabas, te surgirán otros pensamientos secundarios que justificarán esa manera de pensar.
- Utiliza la objetividad. Es importante ahora trabajar con esa lista que has creado. Deberás ver cada situación, y cada pensamiento, de una manera objetiva con el fin de desmitificarlos, es decir, intentar acercarte a una perspectiva más realista de las cosas, por ejemplo: ¿es cierto que las cosas son negras o blancas? ¿Cuanta seguridad tengo de que eso va a ocurrir? ¿Cuantas veces he pensado algo similar y luego no ha sucedido? ¿Puede que me esté equivocando y esté perdiendo una oportunidad de reducir esas emociones tóxicas?
- Estudia pensamientos alternativos. Crea, en la lista que has creado, pensamientos alternativos a estos que has detectado que te provocan malestar. De esta manera verás que existen opciones más adaptativas que mejorarán tu vida. Recuerda que la tenacidad con que te aferras a esos pensamientos es algo que aprendiste, no eres lo que piensas, puedes cambiarlo.
Fuentes bibliográficas
Para terminar, me gustaría citar algunas fuentes bibliográficas relacionadas que pueden ayudarte a profundizar más.
- (Weinery Graham, Bernard y S. (1989). Understanding the Motivational Role of Affect: Life-span research from an Attributional Perspective. Cognition and Emotion).
- Myers, D.G. (2000). Psicología Social, 6ª Ed. Bogotá, McGraw Hill
- Weiner, Bernard (1986). An Attributional Theory of Motivation and Emotion.
- Festinger, Leon (1 de enero de 1962). A Theory of Cognitive Dissonance
- Instituto Beck para la Terapia e Investigación Cognitiva