Consejos para Meditar en la Naturaleza

Consejos para Meditar en la Naturaleza

Meditar en la naturaleza puede convertirse en una sensación muy placentera y productiva, aunque hay que tener en cuenta algunos aspectos que la diferencian de la meditación que solemos hacer en casa.

En el siguiente artículo te explico algunos consejos si pretendes cambiar el contexto de meditación.

Conectando con la Naturaleza

La vida en la ciudad nos obliga a «disfrazarnos» de estrés, prisas y automatismos con el fin de mantener un ritmo de producción y eficiencia.

Pero claro, este estilo de vida nos aleja poco a poco del disfrute de las cosas sencillas como las que podemos disfrutar en la naturaleza.

Tomar consciencia y disponer de una atención plena a nuestras emociones, sensaciones o pensamientos diarios es el fin de una buena meditación.

Por ello, antes de comenzar, suelo conectar poco a poco con la naturaleza, por ejemplo, doy un paseo, respiro profundamente, observo plenamente dónde me encuentro: qué estímulos, olores y sonidos vienen a mi, etcétera. Para de esta forma conectar con el nuevo entorno donde me encuentro.

Así mi cuerpo y mi mente se preparan y comienzan a desconectar de la ciudad, el tráfico, el ruido y la contaminación.

A veces, te parecerá absurdo, acaricio el tronco de un árbol, me siento en una roca, o toco la tierra que pisan mis pies. Cualquier cosa es buena antes de comenzar nuestra meditación.

Meditar en la Naturaleza vs Meditar en Casa

Si practicas meditación o mindfulness en casa y vives en la ciudad, por ejemplo, es inevitable percibir algún ruido u olores familiares mientras estás concentrad@. Esto es algo normal y parece formar parte del repertorio y práctica diaria de nuestra meditación.

Percibir sensaciones a las que estamos habituados en nuestro día a día puede ayudarnos a inducir y conseguir ese estado de relajación y atención plena que pretendemos alcanzar, ya que practicamos más meditación en casa que en la naturaleza.

Pero a la hora de meditar en la naturaleza eso cambia.

Estamos ante una situación nueva, un contexto completamente distinto y percibimos estímulos diferentes a los que posiblemente no estamos acostumbrados.

Este cambio importante de entorno, elegido por su atractivo o predisposición a hacer una meditación eficaz, puede dificultarnos el ejercicio en los primeros minutos, aunque pasado un tiempo, los sonidos naturales se convierten en facilitadores de la armonía y la paz interior.

Personalmente, a la hora de meditar en la naturaleza no suelo ayudarme de sonidos ni música, algo que a veces suelo hacer en casa si tengo dificultades para comenzar o simplemente crear un ambiente inductor.

La naturaleza, ya sea el mar o la montaña, nos aporta sonidos naturales a los que estamos acostumbrados por especie, pero no por hábitos diarios.

Tras pocos minutos de meditación en la naturaleza podemos alcanzar estados más profundos de conciencia y relajación que en casa, o simplemente diferente.

La Naturaleza es salvaje, ¡protégete!

Otra de las dificultades que podemos encontrarnos a la hora de meditar en la naturaleza son las inclemencias del tiempo. Yo siempre llevo ropa de más.

Debes saber que no estamos protegidos como en casa, por ejemplo, si vas a meditar en la playa puede darte el sol en la cara y el cuerpo, y puede que el viento te resulte demasiado fresco tras pasar unos minutos sentados.

Es conveniente llevar una chaqueta extra, un sombrero o gorra, y por supuesto, ropa cómoda para que nada nos apriete al sentarnos.

Necesitas de más tiempo

Uno de los inconvenientes de meditar en la naturaleza es que necesitamos más tiempo que si meditamos en casa o en el centro de meditación donde solemos acudir.

Para ello es conveniente organizarse un poco, por ejemplo,

  • estimar cuanto tiempo nos cuesta desplazarnos hasta el lugar elegido,
  • si a la vuelta a casa vamos a encontrarnos con atascos de tráfico,
  • y si en definitiva ese desplazamiento nos va a venir bien o va a empeorar lo que vamos buscando, que es, meditar.

Si necesitas coger el coche para desplazarte, debes tener en cuenta que a la vuelta el estrés de conducir puede afectarte, disipando por completo nuestro objetivo. Busca otro medio de transporte cómodo y relajante como puede ser la bicicleta o los patines.

A veces hay fines de semana que no podemos hacerlo, pero existen opciones que pueden servirnos. Por ejemplo algún parque cercano, jardín lejos de una carretera o zona ruidosa, o si es junto al mar, elige una zona de la playa donde no pase nadie ni puedas ser molestad@.

El teléfono móvil es tu enemigo

Especial atención cuando llevamos el teléfono móvil a la hora de a meditar en la naturaleza.

Al igual que debes organizar el desplazamiento al lugar elegido para meditar, también deberías comunicar mediante un mensaje a alguna persona importante del lugar a donde te diriges y que estarás ausente al menos una hora.

No es la primera vez que intentamos meditar y estamos pendiente del móvil a pesar de tenerlo apagado.

Yo lo llamo el móvil fantasma, ya que suele estar presente en nuestra cabeza mientras intentamos calmarnos interiormente.

¡Espero que no seas de esas personas que meditan con el móvil (o celular) encendido!

Si mientras meditamos, por ejemplo en casa donde el sonido de un teléfono puede sobresaltarnos, a la hora de meditar en la naturaleza hay que tener especial cuidado con esto, ya que el efecto de sorpresa puede ser muy desagradable y perjudicial para nuestro corazón. Además de sentir una sensación aversiva que dificulte en el futuro nuestra práctica.

Conclusión

A la hora de meditar o practicar mindfulness, nos encontramos con algunos obstáculos que nos dificultan su práctica. Y es normal si vivimos diariamente bajo tensión. Es más, muchos de nuestros pensamientos y creencias son los responsables de que meditar sea más complicado de lo que realmente es.

Tanto si practicas la meditación o mindfulness, te animo que vayas a la naturaleza con estos consejos y practiques dejándote llevar por aquello que sientes, como ya sabes hacer, y descubre una manera más profunda aún de descubrir tu interior.

¿Te gustaría compartir tu experiencia? Deja tu comentario más abajo y… ¡hasta el próximo artículo!