¿Por qué algunas personas (en las que me incluyo) sienten cierta conexión casi espiritual con la naturaleza? ¿Eres de los que se sienten mejor en el medio natural que rodeado de personas extrañas? Considérate un inteligente natural, y es que la inteligencia naturalista está relacionada con la forma en que nos conectamos y nos ajustamos a nuestro entorno natural.
En el artículo de hoy vamos a tratar una parte de nuestra inteligencia de la que poco se habla, la inteligencia naturalista.
¿Crees que este término lo ha inventado algún ecologista? Pues no, ni más ni menos que Howard Gardner, el padre de las inteligencias múltiples. Un psicólogo estadounidense que ha dado y sigue dando, mucho de qué hablar.
¡¿Comenzamos?!
¿Cuántas inteligencias tenemos?
Howard Gardner es el padre fundador de la teoría de las inteligencias múltiples y en su marco inicial incluía 7 tipos de inteligencia (1983):
- Inteligencia lingüística. En los niños y niñas se aprecia en su facilidad para escribir, leer, contar cuentos o hacer crucigramas.
- Inteligencia lógico-matemática. Se aprecia en los menores por su interés en patrones de medida, categorías y relaciones. Facilidad para la resolución de problemas aritméticos, juegos de estrategia y experimentos.
- Inteligencia visual y espacial. Los niños y niñas piensan en imágenes y dibujos. Tienen facilidad para resolver rompecabezas, dedican el tiempo libre a dibujar, prefieren juegos constructivos, etc.
- Inteligencia musical. Los menores se manifiestan frecuentemente con canciones y sonidos. Identifican con facilidad los sonidos.
- Inteligencia corporal cinestésica. Facilidad para procesar el conocimiento a través de las sensaciones corporales. Los menores tienen una marcada capacidad para realizar actividades que requieren fuerza, rapidez, flexibilidad, coordinación óculo-manual y equilibrio.
- Inteligencia interpersonal (inteligencia social). Se comunican bien y son líderes en sus grupos. Entienden bien los sentimientos de los demás y proyectan con facilidad las relaciones interpersonales.
- Inteligencia intrapersonal. Relacionada con la capacidad de un sujeto de conocerse a sí mismo: sus reacciones, emociones y vida interior (ver más en Wikipedia).
Gardner añadió posteriormente una octava, la inteligencia naturalista o también entendida como la facilidad de comunicación con la naturaleza, entendimiento del entorno natural y observación científica como la biología, geología o astronomía. Ésta última se agregó en 1996.
Como la inteligencia es un término bastante estudiado y abordado desde diferentes teorías, las inteligencias múltiples de Gardner no han estado exentas de críticas.
Desafortunadamente, algunos expertos han considerado que la inteligencia naturalista es más una habilidad que una inteligencia. Sin embargo, debe recordarse que es debido a este tipo de inteligencia que el hombre aprendió a identificar la flora y fauna comestibles, los cambios en los patrones ambientales esenciales para nuestra supervivencia, así como la clasificación de estímulos peligrosos.
Pero por mucho que se empeñen algunos, el ser humano es más complejo de lo que creemos, de manera que, lo que a principios del siglo XX era considerado un concepto vertical y único llamado simplemente inteligencia, ahora, gracias a los avances científicos, resulta que el cerebro es mucho más complejo de lo que se esperaba.
Vamos, que cuanto más avanzamos, más nos damos cuenta de lo poco que sabemos de él.
Y es que la definición de inteligencia ha caído siempre en el simplismo más académico y dogmático de una época industrial que ha quedado suplantada por la digital, la moderna, la multidisciplinar.
Según Howard Gardner, un individuo con inteligencia naturalista muestra interés en elementos naturales, como jardines, bosques, montañas, etc. Este dominio de inteligencia trata de encontrar patrones o hacer conexiones en objetos naturales.
Según el autor, estas personas son «inteligentes con la naturaleza«, es decir, su capacidad para relacionarse con las cosas que los rodean los convierte en excelentes observadores y les ayuda a distinguir entre los cambios más mínimos en el entorno.
Características de las personas con inteligencia naturalista
- Odian la contaminación o la idea de hacer daño a la naturaleza en general
- Aman la naturaleza hasta el punto en que se sienten relajados y conectados con ambientes naturales, animales o espacios abiertos
- Suelen realizar alguna actividad deportiva relacionada con la naturaleza como: escalada, running, trekking, kayak, …
- Su círculo de amigos, si los tiene, prefiere que sean personas afines con quien compartir estas aficiones.
- Prestan atención a las plantas o animales domésticos, es más, si no tienen un animal en casa, prefieren plantar o dedicarse a la jardinería para saciar su ansia de conocimiento natural.
- Estudian nombres de plantas y animales con el fin de aprender a identificarlos y comprender aún más el funcionamiento y comportamiento de la naturaleza.
- Interés por documentales, libros o contenido relacionado con el medio natural.
Estas son solo algunas de las características que definen a una persona con cierto grado de inteligencia naturalista como la que define Gardner.
¿Te sientes identificado/a?
¿Es tu hijo una persona con inteligencia naturalista?
Si se queda embobado mirando flores, insectos, pájaros, o le encanta pasear, explorar, y el contacto directo con el medio natural, podemos decir que si. Yo era así, es más, guardo los mejores recuerdos de mi vida ahí. Si detectas los siguientes síntomas en tu hijo, apóyale:
- Están interesados en animales, plantas y biología en general.
- Son expertos en recopilar, categorizar y catalogar información, por ejemplo anotando en cuadernos, colaborando en clase de naturales o ciencia, haciendo preguntas, o suplicando ir a dar un paseo al campo o la playa.
- Disfruta explorando el aire libre y realizando actividades como acampar, hacer caminatas y / o jardinería.
- Se fija en detalles que los adultos pasamos por alto, como por ejemplo te hace preguntas sobre la reproducción de las flores, o cómo se crea la miel, o cosas parecidas.
- Recoge objetos del medio natural como hojas, palos, piedras, o, como me pasó a mi, que quise llevarme un camaleón a casa (lloré mucho cuando mi padre se negó).
- Lee libros (tanto de ficción como de no ficción) relacionados con el mundo natural, mira revistas, devora documentales de naturaleza, o prefiere una mochila a un balón de fútbol.
En realidad, todos los niños y niñas demuestran un cierto nivel de inteligencia naturalista. Para adaptarse necesitan aprender, la curiosidad e inquietud por aprender es un buen síntoma de salud y posiblemente de éxito (si se fortalece y cuida con una educación positiva).
Por lo general, a los niños a menudo les encanta jugar fuera: construir refugios con palos y ramas, explorar los bosques, recolectar hojas e insectos,… el aire libre invita a la curiosidad, el juego y la imaginación.
Hay muchas maneras en que los padres pueden nutrir esta inteligencia en particular. Reforzar ese comportamiento puede ayudar a que su hijo se convierta en un científico, quien sabe.