¿Está en Riesgo tu Autoestima con las Redes Sociales?

¿Está en Riesgo tu Autoestima con las Redes Sociales?

Facebook, Instagram, Twitter, Pinterest, Google plus, y otras redes sociales han invadido nuestra vida cotidiana y la de los jóvenes, muchas de nuestras conductas en la red están condicionadas a la expectativa que tenemos hasta el punto en el que nuestra autoestima puede estar en peligro. Por ello me hago la siguiente pregunta, ¿puede estar nuestra Autoestima en Riesgo debido a Internet?

>>> Ver también el artículo Autoestima y Adolescentes

Los expertos hacen predicciones sobre la repercusión que tiene en nuestra conducta diaria, y en nuestro estilo de vida. La forma en que estos avances tecnológicos condicionan nuestro comportamiento, aspiraciones, y expectativas está siendo objeto de estudio, y no me extraña.

Fortalecer nuestra autoestima así como conocer cómo nos afectan estos cambios, puede determinar nuestro futuro, y el de nuestros hijos.

«Dale a Me gusta, dame autoestima»

En Facebook, por ejemplo, hay millones de personas que diariamente cuelgan detalles de sus vidas, desde fotos de viajes, hasta la ducha que se dan, pasando por las fotos de sus hijos y amigos del trabajo, pero, ¿por qué? Seguramente tu también tengas una cuenta en redes sociales y me parece estupendo, pero ¿para qué las usas? ¿Qué te aporta eso? ¿Te hace feliz?

Resulta curioso cuando entramos en el perfil de alguna persona conocida y vemos que en todas las fotos aparece feliz, viajando por el mundo, con amigos, y disfrutando de lo maravillosa que es la vida. No veo fotos donde aparezcan estresados por el trabajo, con dificultades económicas, con discusiones de pareja, o simplemente haciendo la cola en el supermercado desesperados porque una señora no encuentra la cartera para pagar, y resulta que me duelen los pies.

Esa sensación de ver a los demás felices en las redes sociales es una imagen sesgada de lo que son ellos y las personas en general lo que facilita el etiquetado.

Todo el mundo llora, se estresa y sufre, pero eso no aparece en imágenes ni comentarios, normalmente. Así que tendemos a ver a los demás felices mientras nosotros estamos «cotilleando» en las redes sociales cómo le va la vida a los demás.

¿Usas las redes y resulta que te enredas?

Seguramente ya has sufrido la molesta actitud de ese amig@ con quien habíamos quedado para tomar un café y resulta que se dedica a mirar más al móvil que a prestarnos atención. ¡Parece una plaga! El otro día un chico iba por la calle mirando el móvil mientras andaba y se dio contra una farola, yo no sabía si reír o llorar.

Hay personas literalmente «enganchadas» a las redes sociales, y los psicólogos intentamos ver qué está sucediendo en las personas y en nuestra sociedad con todos estos cambios y «avances» tecnológicos.

Según los principios básicos del aprendizaje, se podría postular el hecho de que adquieren un beneficio y satisfacción casi instantánea a la hora de comentar o publicar algo en la red. Es como ese experimento en el que una paloma enjaulada no deja de picotear un botón rojo para obtener un poco de comida.

La forma que estamos teniendo de comunicarnos es muy artificial pues estamos dejando atrás aspectos como la comunicación no verbal: los gestos, la prosodia, el tono de voz, los silencios, … Algo que representa más del 75% de nuestra comunicación. 

Sabemos que algunas zonas del cerebro se dedican al procesamiento de los gestos de nuestro interlocutor, del movimiento de sus manos, su cuerpo, el tono de voz, y que nos ayuda a empatizar con la otra persona, mejorando la comunicación, el entendimiento y nuestras relaciones. Si dejamos de usar estas zonas del cerebro, se atrofiarán.

Más del 75% de nuestra comunicación es no verbal.

Por tanto, ¿cual es la razón por la que usamos las redes sociales cada día más, y menos quedar para tomar un café? Razones hay muchas: trabajo, comunicarse con seres queridos, ligar, aprender y estar informados,… pero hay una que me llama mucho la atención, y es el hecho de recurrir a ellas para satisfacer una necesidad psicológica de una manera superficial.

¿Somos sociales por naturaleza o por necesidad?

No quiero parecer simplista pero, veamos este comportamiento desde un punto de vista evolutivo, es decir, desde un punto de vista natural a nuestra especie.

La motivación de vivir en grupo ha sido algo que el ser humano ha adquirido debido a sus ventajas: mayor probabilidad de supervivencia, de reproducción, seguridad, e intercambio de información, esto último muy importante por ejemplo para el uso de herramientas, o para rastrear, trazar planes de ataques y defensas, emboscadas, o simplemente para encontrar una cueva agradable donde vivir.

Por ello, los seres humanos que tuvieron mejores aptitudes de comunicación, y presentaban mayor motivación para pertenecer a un grupo, sobrevivieron con más probabilidad que aquellos que no disponían de esas cualidades.

¿Que ocurrió entonces? Que a lo largo de la evolución, el genotipo que proporcionaba aspectos favorables para pertenecer a un grupo, tales como la comunicación, la empatía, los valores éticos, el sentimiento de grupo… Se fueron heredando hasta nuestros días. Aquellos que no disponían de estas características tuvieron menos ventajas de supervivencia y por ende se fueron extinguiendo, quedando solo los individuos que sí disponían de estas cualidades. Aunque a veces tratemos con personas que siguen sin tener ninguna de ellas.

Este fenómeno de selección ligado al comportamiento se puede ver, por ejemplo, en animales domésticos como el caballo o el perro. Los caballos que no se dejaban dominar por un jinete no recibirían los cuidados de este, en épocas de sequías, por ejemplo, no tendrían comida ni agua, nadie que les cuidara cuando estuvieran enfermos, y menores probabilidades de reproducción por vivir en estado salvaje.

Y por otro lado, los perros agresivos con sus dueños serían abandonados o sacrificados, por tanto, los perros con un genotipo mas afables, sobrevivirían con los cuidados de sus dueños.

Un aspecto interesante sobre la pertenencia a un grupo

Pues bien, volviendo a las redes sociales, los psicólogos Baumeister y Leary, afirman que existe una razón en el ser humano que le impulsa a pertenecer a un grupo y que esta motivación está presente en su genotipo, algo que ellos llamaron «need to belong«. pero no solo eso, sino que esa motivación persigue la necesidad de autoestima y es esta la explicación por la que tendemos genéricamente a ser admitidos en un grupo y a aferrarnos a él con una necesidad casi vital.

¡Pero un momento!, pertenecer a un grupo en redes sociales ya no nos sirve para darnos cobijo y protegernos de la lluvia, ni para tener más posibilidades de comer, ni reproductivas, ni para protegernos de algún animal salvaje, ¿que sucede entonces?

La necesidad de pertenecer a un grupo está tan aferrada a nuestra especie que parece que esta fiebre por las redes sociales es como un apéndice, un remitente de nuestra evolución que ya no nos sirve para nada y que a lo largo de los siglos iremos perdiendo. ¿Tiene caducidad esa necesidad biológica de estar amparados por un grupo? ¿De sentirnos protegidos en el seno de una comunidad?

Leary mantiene que los individuos que disponían de esas cualidades para pertenecer a un grupo, también tenían habilidades para percatarse si algo iba mal, como por ejemplo sentir que por alguna acción pudieran ser rechazados. Estos individuos tenían capacidades situacionales y contextuales que le indicaran la probabilidad de ser rechazados por el grupo y actuar en consecuencia para impedirlo y así tener mayores capacidades reproductivas.

Otra de las habilidades es ese «sexto sentido» que tenemos para detectar mentiras en la otra persona. Algún gesto incoherente con las palabras que está usando nos alerta de que algo va mal, y hemos evolucionado ese conocimiento pues saber si nos están mintiendo puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte, el éxito y el fracaso, el amor y el dolor.

Pues bien, en numerosos estudios de estos autores, se muestra que la experiencia de sucesos con gran probabilidad de provocar rechazo o exclusión por parte de otros:

  1. Correlaciona significativamente con el descenso de la autoestima en sujetos
  2. La baja autoestima va unida a una percepción de rechazo por parte de otros
  3. Las amenazas a la autoestima provoca conductas de búsqueda de aprobación social.
  4. El rechazo social disminuye la autoestima más de lo que la aceptación social la aumenta. Parece que la función de este motivo es más evitar la exclusión que facilitar la inclusión.

¿Te habías planteado porqué algunas personas suben a la red fotos sin sentido como la cerveza que se han tomado o el pastel que han hecho? ¿Qué pasa si me voy de viaje y no subo ninguna foto? ¿Me creerán mis amigos cuando les cuente que estuve allí? ¿Lo pasé bien?

La viralidad digital como fuente del detrimento en la calidad del contenido

La calidad y variedad de los contenidos subidos a la red también van evolucionando, pero a veces pienso que lo hacen en detrimento de su calidad.

Ya que podemos determinar que muchas personas suben contenido con la finalidad de recibir aprobación para satisfacer un vacío en su autoestima, podemos afirmar también que el contenido evoluciona hacia el morbo, la provocación, el escándalo o el cotilleo, con la simple finalidad de llamar la atención, obtener un «Me gusta» y de esta forma sentirnos aprobados por el grupo.

Satisfacer las expectativas de nuestro ego, es ser, una vez más, esclavos de nuestra vanidad.

¿Qué opinas al respecto?

¿Crees que tu autoestima está en riesgo?