¿Eres disciplinado o exigente? Mi opinión personal

¿Eres disciplinado o exigente? Mi opinión personal

En alguna ocasión me han preguntado cuál es la diferencia entre ser disciplinado y ser exigente. Y aunque pueda parecer algo obvio, la diferencia entre uno y otro está en tu propia felicidad.

Los límites entre lo que es o no bueno para uno mismo deben ser marcados por lo que realmente te hace sentir, por ejemplo, una persona disciplinada tiene unos hábitos y persigue una idea clara y definida, en cambio, cuando comienza a sentirse mal (desesperanzado, miedo, fatiga, ira y cambios de humor,…) puede que esté actuando con exigencias.

Conocer ambos conceptos puede ahorrarte energía.

¿Qué es la exigencia?

La exigencia es una actitud en la que se espera más de lo que realmente se puede conseguir. Es una «pretensión desmedida y caprichosa» de algo.

Algunas personas lo confunden con la motivación pero la exigencia tiene ese efecto negativo en el que nuestro método, capacidad, y motivación no están a la altura de lo que se espera.

Cuando somos víctimas de nuestras exigencias

En el momento en que tu comportamiento esté haciéndote infeliz, debes cambiar tu actitud y método, y si la ambición por tus objetivos te superan, entonces deberías plantearte si estás siendo demasiado exigente contigo mismo.

Yo mismo tengo momentos en que debo ser compasivo con mis exigencias y aprender a marcarme una línea (a veces fina) entre el deseo de cumplir mis sueños y objetivos, y el sacrificio de mi felicidad y bienestar.

Está claro que sin esfuerzo poco vamos a conseguir, de esto hablo bastante en mi blog, pero no todo vale.

La idea es que sepamos parar, descansar y recurrir a alguna actividad que nos de energía y fuerzas para retomar el trabajo.

¿Qué es la disciplina?

«Son un conjunto de normas cuyo cumplimento nos conducen a obtener resultados».

La disciplina o autodisciplina es un estado que alcanzamos cuando encontramos un equilibrio entre nuestros hábitos, nuestra motivación, la dificultad de los objetivos acordados y la felicidad (entendiendo la felicidad desde un estado de flow o nivel de activación óptima, no desde un concepto filosófico u onírico).

La mayoría de las personas fracasan en alguno de estos cuatro aspectos y luchan incansables por conseguir uno, dejando de lado los otros.

Resumiendo: no podemos implantar un hábito si no tenemos motivación, o no tendremos motivación si nuestros objetivos son inalcanzables, y si nada de esto se cumple, la disciplina que queremos alcanzar no nos hará felices con lo que el fracaso está asegurado.

¿Cómo puedo ser disciplinado?

Cuando escribo sobre crecimiento personal me gusta ver las cosas como si estuviéramos en una escalera: nos fijamos y obsesionamos por llegar arriba sin ver los escalones que tenemos delante.

La simplificación de nuestras exigencias es quizás una manera eficaz de indagar en nuestro interior para ver qué recursos tenemos y porqué nos estamos planteando ciertas cosas de la vida, es decir, cuáles son nuestros metaobjetivos o aspiraciones.

Para llegar a ser disciplinados podrías seguir estos pasos:

  1. Autoconocimiento. Si quieres saber qué es lo que quieres hacer el próximo año o en los próximos meses, deberías conocer qué quieres, en qué situación te encuentras ahora mismo, y cuáles son tus recursos. Para ello mira este artículo sobre la planificación de tu vida y éste otro sobre el propósito para el próximo año nuevo.
  2. Motivación. Una vez sepas qué es lo que quieres y cuál es tu situación actual, busca la motivación adecuada. No te equivoques y busca aquella que te proporcione una energía a largo plazo, evita los impulsos.
  3. Hábitos. Ya estás a mitad de camino, ahora deberás incorporar ese hábito en tu vida diaria. En el curso de productividad encontrarás algunos consejos.
  4. Por último, si tras pasado un tiempo eres feliz y sientes que las cosas que tienes planteadas mejoran, puedes decir que has alcanzado la disciplina productiva que buscabas.

Como sabes, este artículo es una opinión personal que me gustaría que comentaras, el concepto de ser o no disciplinado con respecto a ser o no exigente, varía en cada persona independientemente de si está recogido en la RAE.

Al final son tus propias emociones quienes te dicen si tu actitud y comportamiento, es decir, tu estilo de vida, es o no el correcto. Cambiarlo sí depende de ti, del método y de tu motivación para hacerlo.

La mejora manera de ser disciplinado es a través del amor a tus sueños y la compasión contigo mismo, sin perder el control ni sacrificar el resto de las cosas por caer víctimas de tu propia exigencia.