Para muchas personas el mes de diciembre se convierte en una tortura. El peor mes del año que algunos quieren borrar del calendario. En cambio para otros es un mes de «recarga emocional», nuevos proyectos, o un incluso de retiro espiritual.
> >> Aprovecha y entra en #UnRetoAlMes y construye el año que deseas.
En este artículo vamos a ver porqué diciembre puede ser tu mejor mes pero sobre todo, cómo hacerlo.
Si a lo largo del año tenemos que hacer cierto esfuerzo por mantener, cambiar o mejorar algunos hábitos productivos, este mes, por las fiestas, compromisos o metas frustradas, se convierte en una cuesta difícil que dura hasta final de enero.
Como por arte de magia, vienen a nuestra cabeza de manera obsesiva todo lo que no conseguimos hacer por no haber desarrollado una estrategia de propósitos de año, e inmediatamente buscamos solución a nuestros «fracasos» marcándonos» nuevos objetivos para primeros de enero.
La maleta de nuestros compromisos se hace cada vez más pesada añadiendo además esos kilitos que no conseguimos bajar, ese idioma que no conseguimos dominar, o esa relación o viaje que postergamos haciéndose cada vez más tedioso pensar en ello.
Diciembre es el fin de un año en el que «no tuvimos tiempo» o no supimos hacer lo que queríamos, en definitiva lo que decidimos un día que era lo mejor para nosotros.
Las excusas van y vienen por nuestra mente dominando todo y protegiendo nuestra autoestima para no perder la sensación de control sobre lo que nos ocurre.
José Machado
Es un mes que se presta difícil de dominar porque supone un fin y un comienzo. Lo que no pudimos hacer ya no podremos hacerlo, el año se fue y con ello la oportunidad, el disfrute, y el momento.
Pero para muchas otras personas, incluída tú, es un mes de oportunidades, de reflexión, de nuevos planteamientos.
Todos tenemos asociados diciembre con encuentros familiares que a veces no nos place demasiado porque no tenemos nada nuevo que contar.
¿Cómo hacer que diciembre sea tu mejor mes?
Aquí te muestro algunos consejos:
Crea y planifica un proyecto
Lo primero es desarrollar un proyecto personal para el año próximo: tener tus recursos y tus objetivos plasmados y organizados en un informe te ayudará a ver las cosas con claridad y evitarás tener presión o ansiedad para los próximos 12 meses.
Crea un hábito
No pretendas comenzar el 1 de enero una agenda apretada de tareas o hábitos, no lo conseguirás.
A final de enero sentirás más frustración. Los hábitos debes comenzarlos antes del día que te propongas como el comienzo de tus proyectos. Así dispondrás de un periodo corto de adaptación o reestructuración del planning.
Se compasivo y dedícate a una cosa
Se honesto u honesta con tus capacidades y recursos disponibles. Ser autoexigente te lleva a la frustración y al fracaso, por ello, me gusta la idea de dedicar el 80% de tu tiempo y energía a un proyecto, el considerado más importante en este momento. Los otros 20% puedes dedicarlo a una segunda meta igual de importante pero menos urgente.
No lo comentes con nadie
Aunque a veces comento con amigos o familiares lo que quiero hacer, me funcionan mejor aquellas metas que no comento con nadie ya que termino concentrándome mejor en ellas, sin la presión de hacerlas porque se lo dije una vez a alguien. ¿Qué te funciona mejor a ti? ¿Qué opinas?
Cuida tu economía personal
La economía es importantísima para nuestro desarrollo personal, estado de ánimo y para alcanzar nuestros objetivos. Gastar o endeudarnos en estas fiestas por «quedar bien con alguien» al hacerle un regalo, es algo insensato. Si es preciso, es mejor decir que este año has tenido algún imprevisto y no estás pasando un buen momento económico, o que tienes un nuevo proyecto para el año próximo y tienes que «apretarte el cinturón» (lo cual es cierto).
Disfruta de tiempo solo/a
Tómate un tiempo para ti. Elige un día, un fin de semana o una semana de este mes para darte un premio, relajarte y disfrutar. Un retiro o una pequeña escapada te ayudará a reflexionar y replantearte tu situación actual desde una perspectiva sana y objetiva para contigo.
Aprovecha para «soltar y fluir»
Afronta los próximos días con una actitud más relajada, fluyendo y sin intentar controlar todo cuando ocurre a tu alrededor. Ten en cuenta que veremos a amigos y familiares que hace tiempo que no vemos, iremos d tiendas, habrá atascos en la autovía, recibiremos llamadas, mensajes, felicitaciones,… es momento de fluir, «dejar hacer», y pensar sanamente en ti.
Utilizando las reflexiones en tu beneficio
Las reflexiones pueden jugarte una mala pasada si te dejas llevar por los aspectos negativos, como por ejemplo, lo que no conseguiste hacer.
Para ello debes tener en cuenta un aspecto importante de la inteligencia emocional, esto es, la capacidad de reconocer y aceptar las emociones que puedan desencadenar en ti cuando «pienses» sobre el año que ha pasado y el que está por venir.
Recuerda algo antes: no estás obligado u obligada a hacer nada, reflexionar es un comportamiento que pretende mejorar tu vida, si crees que te va a generar ansiedad o estrés, prepárate antes de hacerlo, ya que en toda reflexión deberás lidiar con muchas emociones a veces difíciles de controlar.
Aquí te dejo algunas preguntas que puedes hacerte:
- ¿Cómo te ha ido este año? ¿Qué fue bien y qué no? ¿Tuviste el 100% de la responsabilidad cuando algo no salió bien? ¿Mereció la pena por aquello que te comprometiste? ¿Qué puedes aprender de todo eso?
- ¿Te rodeas de las personas adecuadas que te acercan a tus objetivos? ¿Es hora de cambiar de amistades?
- ¿Qué emociones me ayudan a seguir y cuáles no? ¿Te ha servido de algo preocuparte? ¿Crees que deberías confiar o amarte más para así vivir con más seguridad y sosiego?
- ¿Has dejado un sueño de lado porque lo has considerado «egoísta» para con los demás?
- ¿A qué te quieres dedicar profesionalmente este año? ¿Es momento de buscar un nuevo empleo?
- ¿Cuándo fue la última vez que me sentí sin preocupaciones y viviendo el momento presente en armonía y plenitud? ¿Qué puedo hacer por mi para tener el próximo año más momentos como esos?
El pasado solo sirve para observarlo de vez en cuando y aprender de él, nada más
Para terminar, me gustaría tener en cuenta que este mes de diciembre no está exclusivamente repleto de todo lo que queremos hacer para el año próximo, sino también de la manera en que vamos a «etiquetar» el año que se marcha.
¿Fue en un buen año? ¿Qué recuerdos destacaría? ¿Cómo me hace sentir cuando pienso en él?
La manera en que tenemos de «despedirnos» de él también repercute en la manera con la que veremos el año próximo.
Es por ello que no apegarnos a algunos momentos o episodios, o sentir tristeza o nostalgia por algo que vivimos como si no pudieramos vivirlo nunca más, son errores comunes que nos llevan a distorsionar nuestras capacidades, virtudes y competencias.
Por último, decirte que hagas lo que hagas, luches por lo que luches, intenta que sea una inversión que te aporte, no que te aparte de tus sueños.
Hasta el próximo año 2020 🙂