Hoy os traigo un artículo invitado escrito por Edith Gómez (redactora y editora en Gananci), que trata sobre un asunto muy importante para fortalecer nuestra autoestima y nuestras relaciones personales y laborales.
Considero que me ha encantado el tema y que pocas veces se trata, y es, la manera que tenemos de generar emociones tóxicas sobre nosotros mismos cuando no sabemos decir «no» a tiempo.
Os dejo con este post interesante y práctico que deberíamos comenzar a practicar ya mismo.
¿Cuántas veces hemos querido declinar una invitación, pero no lo hemos hecho para evitar sentirnos mal, o por temor a que nos consideren malas personas? La verdad es que no siempre es fácil decir un no, sobre todo si se trata de un familiar o una persona muy querida.
Cuando decimos un «no» por respuesta en realidad estamos marcando nuestros límites y esta situación suele generar incomodidad, por lo que finalmente accedemos. Aunque no lo creas, estás enfrentándote a una situación nueva que pretende agrandar tu zona de confort emocional.
En estos escenarios, si respondemos de manera afirmativa –cuando la verdad es que hubiésemos preferido tener el valor para responder de una forma negativa-, nos sentimos apesadumbrados porque a partir de ese momento hemos asumido el compromiso de hacer algo que no deseábamos.
Si respondemos un no, porque realmente no deseamos ejecutar alguna acción por complacer a los demás, entonces nos sentimos mal. Este tipo de sentimientos nos impide vivir con felicidad y hará que nuestra autoestima se vea afectada.
No obstante, aprender a decir un «no» como respuesta puede ser beneficioso para nuestra salud emocional, dado que esto nos permite conservar el espacio personal que todos necesitamos.
Seguidamente, queremos mostrarte algunas de las razones por las cuales decimos «sí», cuando hubiésemos preferido decir un no.
Hacer este descubrimiento puede ayudarte a detectar los motivos por los cuales terminas aceptando las peticiones de los demás y será mucho más fácil corregir este error.
7 Motivos por los cuales dices «sí» a todo sin desearlo realmente
- Porque no sabes diferenciar cuando una persona sólo quiere utilizarte para lograr sus propósitos y cuando una persona de verdad necesita tu ayuda y es sincera. Muchas personas se acercan fingiendo ser amigos y hablando de una manera muy cordial para lograr que digas un sí.
- Porque te sientes abrumado, especialmente cuando es un grupo de personas las que intentan convencerte, y se te hace difícil decir no a tantas personas que te presionan.
- Porque sientes que debes responder afirmativamente tan pronto una persona empieza a lamentarse. Decirle un no te haría sentir fatal. Lo peor es que muchos tratan de sacar provecho utilizando este recurso, que la mayor parte del tiempo ni siquiera es sincero.
- Porque no quieres sentirte culpable. Si dices un no, sabes que te quedarás pensando en esa persona y te sentirá como alguien malvado.
- Porque sientes que debes solucionar todo, incluso si esto implica cumplir o resolver asuntos que no son de tu competencia.
- Porque quieres que todos te aprueben. Piensas que, si dices un no, entonces te reprocharán.
- Porque tienes la creencia que al decir un no, hablarán mal de ti.
Estos motivos son los más usuales y, por lo tanto, explican el comportamiento de responder con un sí, olvidando lo mal que te sentirás luego al realizar alguna acción que no deseas.
Si sientes que te identificas con algunos de los motivos antes expuestos, entonces es urgente que introduzcas cambios en tu vida y empieces a decir «no», ya que al hacerlo fortaleces tu personalidad y tu carácter llega a estar bien definido.
A continuación, compartiremos contigo algunos consejos para que aprendas a decir «no», sin necesidad de sentirte mal.
10 Consejos para aprender a decir no y fortalecer tu autoestima
- Descubre la causa que te impulsa a decir «sí», cuando lo que deseas es decir «no». Toma un par de minutos y piensa a cuáles personas se te dificulta más decir un no, y si hay alguna a la cual puedas responder un no de manera rápida y sencilla. Recuerda cuáles han sido las situaciones en las que has sentido más presión y te has sentido forzado a responder un sí. Hacer este descubrimiento es útil para tener preparación cuando lleguen esos momentos en los que sólo queremos decir un no.
- Reflexiona en los sentimientos y emociones que aparecen cuando respondes con un sí y cuando respondes con un no. Pregúntate en cuál de esas dos circunstancias te sientes peor. Seguramente es cuando dices sí, pero en el fondo hubieses querido decir no.
- Detecta si aquella persona está siendo sincera, o si solamente desea manipularte para cumplir sus propósitos y obtener algún beneficio. Claro que muchas personas allegadas alguna vez te pedirán un favor y querrás hacerlo para ayudarles, pero también encontrarás personas que se acercarán nada más por interés. Si logras detectar cuáles son las personas interesadas será mucho más fácil decir un no, porque si respondes afirmativamente –sabiendo que te están usando- sabes que te sentirás peor.
- Practica la asertividad, la cual tiene que ver con saber decir no, respetando tu posición, sin vulnerar los derechos de los demás o caer en la agresividad.
- Ten presente que sólo a ti te corresponde tomar tus decisiones y que nadie más puede decidir por ti ni indicarte cuál es tu norte. Cuando accedes a los mandatos de otras personas estás dejando en sus manos tu vida, estás perdiendo el control de tus acciones, y obviamente esto no es saludable para ti.
- No sientas que es obligatorio dar explicaciones porque, volviendo al punto anterior, tu vida te pertenece únicamente a ti, y si dices un «no» como respuesta no necesitas dar explicaciones acerca de tus decisiones. Esto sería exponer parte de tu vida privada, y no hay motivos para hacerlo, ni razones que justifiquen el que otra persona quiera invadir tus espacios personales.
- Empieza a situarte en los momentos precisos en los que has detectado que dices «sí» frecuentemente, incluso sin querer, y piensa en todas las maneras en las que podrías responder con un no, y evitar ser descortés.
- Libérate de los temores porque sinceramente nada malo ocurrirá por decir un no, sino que estarás cuidando tu salud emocional y evitando hacer cosas que no te gustan, o acudir a lugares en los que sabes que no te sentirás bien.
- Haz que tu palabra y postura concuerden es decir, si dices un no, trata de acompañarlo con los gestos que refuercen tu respuesta. Por ejemplo, no bajes la mirada cuando estés frente a la otra persona, mantén una posición erguida, no toques tu cabello ni demuestres nerviosidad.
- No pidas perdón por respetar tu espacio y tu privacidad, pues estos son esenciales y necesarios para tu vida.
Si pones en práctica estos sencillos consejos podrás empezar a decir no, sin sentirte mal.
De ser necesario, puedes practicar en un espejo imaginando que estás delante de una persona a quien desearías responderle con un no.
Más de una vez también te encontrarás con personas que, aunque les digas un no repetidamente, siempre insistirán esperando obtener un sí. En este momento, tu «no» debe ser mucho más enfático y que no le queden dudas a la persona de tu posición.
Cuando te liberas de todo malestar o sentimiento negativo por decir un no, debes tener en mente que lo que estás haciendo realmente es construyendo bases fuertes a tu identidad mediante el respeto a tu propio yo. Pues, desde ese preciso instante estás decidiendo tú y no estás dejando que otras personas tomen decisiones en tu lugar.
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Deja de sentir temor, esquiva los pensamientos que te generan inseguridad y te hacen creer que los demás tendrán un mal concepto de ti porque eres tú quien debe sentirse bien, y no los demás a cambio de tu bienestar.
No importa si las primeras veces que dices no empiezas a sentir nervios, esto es normal. Tampoco trates de evadir lo que sientes y responder con un sí de manera impulsiva. Toma el control de tu vida y de tus acciones.
Si crees que aceptar una proposición te hará sentir alivio, lo que sucede es que luego el malestar será peor, sobre todo cuando tomes conciencia que has colocado tu capacidad de actuar en las manos de otra persona, nuevamente.
El mejor paso que puedes dar es calmar tus nervios, silenciar las voces de tus miedos y empezar a pronunciar lo que verdaderamente estás sintiendo, esto es, un rotundo «no».