A veces, el miedo y la ansiedad suceden de manera conjuntas, aunque en realidad podemos hacer una distinción entre ambos. Las sensaciones son similares: aumento del ritmo cardíaco, sensación de amenaza y peligro inminente, parálisis,… aunque el origen es bien diferente. En el miedo existe un estímulo real que pone en peligro nuestra integridad, mientras que en la ansiedad no hay una amenaza conocida.
¿Para que sirve el miedo?
Antes de definir que diferencias hay entre el miedo y la ansiedad, tengo que decir que en ambas se da estrés, es decir, una respuesta global física donde se da un aumento de la frecuencia cardíaca, alteración del ritmo respiratorio, tensión muscular, entre otras.
El estrés se da tanto en el miedo como en la ansiedad, y es producto de una respuesta instintiva que no podemos controlar.
En cambio, tanto el miedo como la ansiedad, son respuestas subjetivas, es decir, que tienen una naturaleza cognitiva de interpretación del entorno como amenazante y peligroso.
Su utilidad ha hecho posible que ahora seamos la especie dominante, ya que al interpretar determinadas situaciones como peligrosas, nos hemos adelantado a los acontecimientos y hemos buscado solución a ellos, bien escondiéndonos en una cueva, o bien huyendo del lugar.
Si nuestro cerebro no hubiera aprendido a detectar ciertos estímulos como peligrosos, no hubiéramos podido sobrevivir, y habríamos sido víctimas de algún depredador.
La respuesta de miedo, por tanto, es vital, importante y adaptativa.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una sensación subjetiva de temor intenso que no tiene, en principio, un origen real, es decir, no está provocado por algo que ponga en peligro nuestra vida o salud. En cambio, la persona que lo sufre experimenta esa sensación de miedo donde se dan tres respuestas: huida, evitación del estímulo o lugar que produce la ansiedad, y/o parálisis.
En todos estos casos, se trata de un trastorno incapacitante que empeora drásticamente la calidad de vida de quien lo sufre.
Dentro del espectro de trastornos de ansiedad los más comunes son: la ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo compulsivo, y las fobias.
Los síntomas de ansiedad comunes en todos los trastornos son:
- Dolores de cabeza
- Dolor muscular y tensión
- Trastornos del sueño
- Tensión muscular en todo el cuerpo, especialmente en la cabeza, el cuello, la mandíbula y la cara.
- Dolor de pecho, sobre todo en situaciones de pánico súbito. Algo que se confunde con un ataque al corazón.
- Zumbidos o pulsaciones en los oídos
- Sudoración excesiva
- Temblores
- Escalofríos o sofocos
- Frecuencia cardíaca acelerada
- Entumecimiento y hormigueo en brazos y piernas
- Despersonalización y desrealización, es decir, la sensación extraña de sentirte o verte fuera de tu cuerpo
- Malestar estomacal o náuseas.
- Falta de aliento y problemas para respirar.
- Una desagradable sensación de creer «que te estás volviendo loco»
- Y por último,mareo o sensación de desmayo
Todos estos síntomas son frecuentes a los ataques de ansiedad. Por supuesto no vas a sentirlos todos, sino que unos síntomas se dan con más frecuencia y en mayor intensidad que otros.
¿Qué es el miedo?
El miedo es muy parecido a la ansiedad y se confunden ambos términos habitualmente. Por ello he decidido hacer este artículo, para aclararlo y aprender a identificar qué es uno y qué es otro.
El miedo se entiende como una respuesta emocional de amenaza y peligro que proviene de una fuente conocida, definida y percibida en el momento en que se está sintiendo.
Por ejemplo, si pasas junto a un perro enorme y este nos gruñe. El estímulo es real y nuestra respuesta será evidente: se nos riza el pelo, las pupilas se dilatan, sentimos hormigueos en piernas, brazos y espalda,… En definitiva, nuestro cuerpo se ve inundado de adrenalina que nos prepara para la acción.
La diferencia con la ansiedad, como puedes ver, es que existe un objetivo claro que nos ha producido el miedo, en este caso, el perro.
Para resumirlo y que lo memorices mejor, podemos concluir que la ansiedad es un miedo imaginario, mientras el miedo en sí es real.
Un consejo para disminuir la ansiedad
Cuando hablamos de ansiedad, podemos referirnos tanto al propio ataque en si, que puede ocurrirnos incluso estando tranquilos en casa (se denomina ataque de pánico), como al hecho de vivir en constante tensión, estrés, e incertidumbre (como puede ocurrir en el trastorno de ansiedad generalizada).
En ambos casos generamos pensamientos rápidos y automáticos que nos ponen en alerta y están centrados en el futuro, es decir, en lo que puede sucedernos.
Pues bien, aunque en la ansiedad, las respuestas son emocionales y muy fuertes, el cambio comienza por darnos cuenta de lo que nos sucede, es decir, tomando consciencia del problema que tenemos. De esta manera, bien podemos afrontarlo nosotros mismos si nos vemos capacitados, o bien acudir a un psicólogo que nos guíe cómo hacerlo.
En ambos casos, la meditación y el entrenamiento en relajación nos aportará un recurso fundamental para superar la ansiedad y el miedo, por dos aspectos: uno, porque nos permite identificar qué síntoma y en qué parte del cuerpo sentimos la respuesta de amenaza, y dos, una vez detectados los inicios de la ansiedad en nuestro organismo, podemos controlar la respiración a través de ejercicios y entrenamientos de atención consciente.