La meditación es un ejercicio placentero que mejora nuestra calidad de vida. Pare ello no hace falta tener dinero ni ser fuerte ni rápido, ni siquiera la edad es importante. Las exigencias para meditar eficazmente son solo el conocimiento y la practica, nada más.
Por ello, si no practicas la meditación es porque desconoces cómo hacerlo e ignoras los beneficios que tiene una practica diaria para tu salud mental y física.
En un artículo anterior hablé sobre cómo meditar en la naturaleza, en este vamos a centrarnos en aquella meditación que podemos practicar solos en casa y en nuestra intimidad.
¿Cómo disfrutar de una meditación efectiva en casa?
Intenta meditar siempre en la misma habitación
Para llegar con más rapidez a una meditación profunda es necesario evitar distracciones.
Por ello es importante meditar en el mismo lugar siempre para que así conozcamos bien el medio que nos rodea, nuestro cuerpo se habitúe al ambiente y posibles sonidos de fondo que puedan surgir.
Además, cuando practicamos meditación en un mismo lugar, creamos un condicionamiento a ese entorno al que asociamos con calma, sosiego, e intimidad.
Acondiciona tu estancia
La meditación oriental clásica aconseja meditar hacia el Norte o hacia el Este para canalizar mejor los puntos magnéticos de energías.
Por ejemplo, puedes averiguar donde está el Este si por la mañana temprano te fijas en qué dirección sale el sol. De esta manera puedes colocar una figura de Budha o algún otro objeto inspirador para indicarnos el Este.
Algunos objetos son fundamentales como por ejemplo:
- un cojín de meditación para sentarnos en el suelo,
- una silla si preferimos hacerlo sentados normalmente,
- incienso con un aroma suave y a ser posible ecológico,
- un símbolo o figura inspirador como un Budha,
- y si puedes permitírtelo, un cuenco tibetano que puedes usar para marcar el inicio y el final de la meditación.
Intenta meditar con la puerta cerrada y con poca luz en la estancia.
No vayas con prisas
El ejercicio de meditación es el único momento en el día en el que no debes ir con prisas. En el resto de cosas puedes apresurarte en algo si lo consideras necesario, pero nunca meditaremos apurando el tiempo.
El momento de meditar debe ser considerado como un tiempo neutro, donde los relojes no existen, y donde el futuro y el pasado tampoco hacen sonar su música diaria en nuestra mente.
Si decidimos estar 10 o 20 minutos en calma, será ese tiempo un refugio alejado de nuestras exigencias, familia, trabajo, etcétera.
¿Cómo meditar si es tu primera vez?
Las personas que comienzan a meditar se encuentran con algo nuevo, un ejercicio en el que las prisas, la resistencia y la fortaleza no sirven para nada.
Estos conceptos son propios del ego y la meditación no entiende de eso. Precisamente, la meditación es un momento en el que nada de cuanto existe sirve, ni siquiera tú.
La meditación es el arte de sentir amor y paz sin necesidad de nada más, salvo el acto mismo de meditar.
Esto que puede resultar difícil de entender, lo irás viendo conforme avances en tus ejercicios.
- Para comenzar a meditar te recomiendo sentarte en una silla. Si eres flexible, puedes usar el cojín, aunque yo te recomiendo que no lo hagas aún ya que la idea inicial es que te lleves una buena sensación de estos primeros pasos. De esta manera podrás practicarlo en el trabajo o en cualquier lugar sin que te vean.
- Imagino que ya habrás elegido un rincón o habitación adaptada y que dispones de unos minutos al día para calmar tu cuerpo y tu mente.
- Enciende una barrita de incienso o también puedes utilizar algún aceite esencial que te inspire calma. Algunas personas aconsejan colocar una piedra de cuarzo ya que éste favorece la relajación.
- Para ello, siéntate cómodamente colocando los pies en el suelo y manteniendo tu espalda recta, erguida, pero sin tensiones.
- La cabeza hacia el techo con los ojos suavemente cerrados.
- Descansa las manos sobre tus rodillas y comienza por hacer sonar el cuenco. Ahora comienzas a conectar con el momento presente, y todo el estrés y la tensión comienzan a disiparse. Estás conectando con tu propio ser.
- Añade ahora tres inspiraciones profundas manteniendo un poco el aire antes de expulsarlo. Al expulsar el aire poco a poco, imagina que todos tus pensamientos tóxicos, tensiones físicas, ideas, prisas y exigencias, se van con ese aire como si salieran de tu cuerpo y de tu mente.
- Una vez terminadas las tres respiraciones profundas, durante los próximos 5 minutos respiraremos de manera lenta, calmada, y sin forzar, es decir, sin controlar la respiración como hemos hecho con las tres respiraciones profundas. Ahora solo deja ir a tu cuerpo. Esto no es una competición donde se hace bien o mal, nadie te mira y no tienes que superarte ni exigirte nada. Estos momentos son solo para fluir y desconectar.
- Al principio concentrarnos será difícil ya que no estamos acostumbrados y tendemos a la dispersión, es decir, a asociar un pensamiento con otros y encadenarlos dejándonos llevar. Si te pasa esto, no te preocupes, vuelve a centrarte en la respiración, es normal que ocurra. Con el paso del tiempo te pasará con menos frecuencia.
- Cuando lleves unos días meditando, podrás ampliar el tiempo a 10 minutos por sesión.
Esta iniciación a la meditación en casa tiene como objetivo incorporar este hábito en tu vida, familiarizarte con el ejercicio, adoptar una habitación para ello y aprender que tienes un momento del día que es solo para la paz y la calma.
Para qué sirve la meditación
A través de la meditación podemos:
- Controlar nuestros pensamientos,
- Mejorar nuestra motivación y fuerza de voluntad,
- Disminuir el estrés y la tensión emocional,
- Encontrar más fácilmente la serenidad y el sosiego,
- Mejora el equilibrio mental y nos aporta ánimo mejorando la felicidad y el sistema nervioso en general.
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