Todos, a lo largo de nuestra vida, nos hemos sentido frustrados alguna vez. Cada uno tiene su propia experiencia, pero, ¿qué es la frustración? ¿Qué sentimos cuando estamos frustrados? Y lo más importante, ¿por qué nos pasa eso y cómo superarlo?
A lo largo de este artículo te mostraré qué relación tiene la frustración con la tolerancia, la paciencia, y la forma en que vemos e interpretamos el mundo, que a fin de cuentas no es otro que tu mundo, si.
El que estás viendo ahora mismo a tu alrededor: tu trabajo (si es que lo tienes), tu pareja o amigos,… todo ese mundo que llevamos sobre los hombros desde que nos levantamos hasta que nos volvemos a ir a la cama.
A veces, como ya sabrás, se vuelve ligero, agradable e incluso nos da energía, pero otras veces lo vemos gris, con apatía y con la sensación de que «nada podemos hacer por cambiar lo que nos rodea».
Convierte esta emoción que oscurece tu vida en algo positivo y libérate de ella aprendiendo a gestionarla.
¿Me acompañas? 😉
¿Qué es la frustración? Definición.
La frustración es un sentimiento de ira e impotencia ante una situación que no podemos controlar a pesar de poner toda nuestra voluntad en ello.
La personas que experimentan esta sensación suelen decir que: «no puedo cambiar las cosas a pesar de mis esfuerzos», «ya no sé que hacer para conseguirlo», o «he hecho todo lo posible aunque creo que puedo hacer más, pero no sé cómo».
Ejemplo: Es como el caballo que no para de andar persiguiendo la zanahoria. Él hace todo lo posible por comérsela, pero no tiene nada que hacer. El método que está usando para llegar a ella es inútil. Por tanto, siente ira, enfado, desilusión, y se frustra.
Esta sensación produce un conflicto interior, ya que queremos algo, luchamos para conseguirlo de la forma que sabemos hacer, pero no conseguimos los resultados deseados.
¿Cómo solucionamos esto?
En una terapia psicológica es habitual hablar de psicoeducación para referirnos a esas instrucciones que damos a los pacientes, previas a una intervención, para que entienda que nuestras emociones están controladas por aquello que pensamos. De forma que si cambiamos nuestros pensamientos, podremos cambiar nuestras emociones.
Vale si, pero ¿cuantas veces has oído que «la cabeza» es una cosa y «el corazón» es otra?
Veamos qué podemos hacer.
El primer paso es diferenciar el tipo de frustración que tenemos, y esto se hace dependiendo de su origen. ¿Qué quiero decir con esto?
En el siguiente apartado vamos a diferenciar entre dos tipos de frustración, selecciona cuál es la tuya para poder encontrar una solución.
Tipos de frustración
La frustración puede ser interna y externa según su procedencia.
- Frustración Interna. Surge cuando el conflicto se produce entre deseos y pensamientos, es decir, imagínate que quieres ir a la playa pero debes estudiar inglés. Entre lo que debes hacer, y lo que deseas existe un conflicto, y esa incapacidad de solucionarlo, y de tomar una decisión, genera un sentimiento desagradable (de la toma de decisiones hablaremos en otro artículo)
- Frustración Externa. Este tipo de frustración ocurre cuando el obstáculo o problema que queremos solucionar se da en la vida real y por mucho que nos esforzamos, no podemos conseguir aquellos que queremos.
¿Sabes ya qué tipo de frustración tienes habitualmente?
A veces la frustración interna es más desagradable que la externa.
Hay personas que creen en el destino y consideran que por mucho que hagan, las cosas saldrán «como tienen que salir». En cambio, cuando se encuentran con conflictos internos, les resulta muy difícil salir de ese círculo vicioso y tomar una decisión.
En cambio eso depende del tipo de personalidad que tengamos y de nuestras experiencias en la vida.
A veces somos capaces de dar solución a problemas complicados, y otras veces no sabemos qué camino tomar ante problemas sencillos.
La frustración se convierte en algo que depende de cada persona y por consiguiente de su capacidad de tolerancia a estas situaciones.
La persona que busca trabajo cree que hace todo lo posible por hacerlo, y el amante que intenta recuperar a su pareja también cree que hace todo lo que está en su mano. La frustración surge cuando creemos que ya no hay más «cómos» para conseguir lo que queremos. Pero si que los hay.
Analicemos juntos las pautas que se dan habitualmente. A priori tenemos dos salidas cuando estamos frustrados: o cambiar el método que hemos estado aplicando y no nos ha dado resultados, o fijarnos en otros objetivos que no habíamos tenido en cuenta al principio.
Pero no aceptes tu situación, busca una salida.
Si no puedes volver atrás, busca otro camino para llegar a ese objetivo, y si no es tan importante o vital, o existe al menos otra posibilidad de conseguir lo mismo pero de otra forma, entonces da media vuelta enseguida y ¡no mires atrás!.
¿Qué significa tener baja tolerancia a la frustración?

Las personas que tienen baja tolerancia a la frustración son personas que por lo general tiene problemas también de autoestima.
Este tipo de personas, cuando experimentan esta emoción, pueden actuar de una forma agresiva con el entorno, o bien de una forma pasiva, sumisa, y con síntomas depresivos. Esto depende de muchos factores, incluida la personalidad.
¿Qué te suele pasar a ti? ¿Cómo lo solucionas?
Se dice que una persona tiene baja tolerancia a la frustración cuando, en situaciones normales, llegan a sentirse agresivos o deprimidos por no dar con la solución que buscan a un problema.
Independientemente de si el problema tiene fácil o difícil solución, la interpretación que tienen de sus capacidades es que «debería haberlo sabido, o solucionado a tiempo y no lo he hecho».
Las palabras que usamos en estas situaciones pueden hacernos mucho daño y poner nuestra autoestima en riesgo.
Ejemplo: David es un chico de 16 años que se esfuerza mucho jugando al fútbol en el colegio. Sus compañeros lo admiran porque juega muy bien y los profesores lo quieren mucho. En cambio él se exige demasiado, quiere ser más y más bueno.
No sabe realmente hasta donde quiere llegar, solo dice que quiere ser el mejor. Así que no hace más que preocuparse por jugar bien, correr más que nadie, saltar y luchar por el balón cada vez que juega. Ha puesto unas expectativas muy elevadas y a pesar de todos sus esfuerzos, se siente frustrado ya que «nunca se ve demasiado bueno».
La sensación de frustración le inunda por cosas tan neutrales como «no poder alcanzar la pelota a tiempo».
¿Por qué es importante tener paciencia?
Ya hemos visto que para salir de esa sensación o cambiamos el método o damos media vuelta y nos fijamos en otros objetivos.
¿Y si lo que queremos no nos hace felices en realidad? ¿Te has imaginado al 100% qué cambiaría de tu vida si consiguieras eso que te propones con tanto ahínco?
A fin de cuenta hay que valorar todas las posibilidades ya que quizás el esfuerzo que estés dedicando a eso, no compense luego.
Pero, ¿y si no puedo o no quiero hacer ninguna de esas dos cosas?
Entonces la mejor estrategia sería dotarte de una de las virtudes más importantes y escasas a día de hoy, y esa es, la paciencia.
Realizar cada día ejercicios de meditación y relajación mejora nuestras expectativas sobre la vida y el entorno en el que nos encontramos. Te animo a que practiques cada día y te unas a #UnRetoAlMes, un proyecto que he creado en el que aprenderás a tener una vida más productiva y sana enfocada a objetivos.
¿Cómo afrontas tú estos problemas de frustración?
¿Que estrategias usas?