¿Eres de esas personas que están dándole vueltas a todo? ¿Estás últimamente pasando por un momento en el que te cuesta desconectar mentalmente de tus preocupaciones y pensamientos? ¿Te sientes cansado o cansada física y mentalmente por tanto «ruido mental»?
No te servirá de consuelo pero debes saber, antes de continuar, que todo el mundo pasa por momentos así alguna vez en su vida.
Desconectar de nuestra mente, pensamientos y sensaciones, es una actividad que se entrena y practica y a la que debemos recurrir en momentos de ansiedad y preocupación.
En el siguiente artículo vamos a ver qué es eso de la actividad mental, qué técnicas uso y cuáles podrías usar tú.
¿Estás preparado/a para desconectar?
¿Qué es el nivel de arousal?
El nivel de arousal es el nivel de activación de nuestro cerebro, es decir, a mayor actividad mayor nivel arousal.
Las personas que tienen un nivel alto tienen un mayor ritmo y actividad en los procesos cerebrales provocando mayor atención a estímulos y pensamientos. Es lo que se conoce como estrés.
Pero hay estrés bueno y estrés malo. El primero nos impulsa y motiva, y el segundo nos hace perder el control.
Sin entrar en profundidad, la ley de Yerkes y Dodson se representa en una curva en forma de campana donde en la primera mitad estamos muy motivados, la percepción de nuestra motivación y competencias es máxima, y en cambio en la segunda mitad nuestra motivación desciende por tener un nivel de estrés elevado que nos crea la impresión de que «no vamos a poder con todo».
Como ves nuestra productividad desciende y nos sentimos desbordados.

Algunas personas saben gestionar los niveles elevados de arousal y sacan partido a ello a través de la creatividad o la superación personal. En cambio otras experimentan frustración al no poder controlar cuánto les sucede o puede sucederles en el futuro.
¿Qué pasa cuando no sé gestionar mi nivel de arousal?
Pues que me enfrento a sufrir problemas atencionales, de fijación y concentración, y a sentir «como que pierdo el control de mi vida».
Las personas que gestionan mal un nivel alto de arousal se empeñan en satisfacer esa sensación de ahogo controlando más aún, algo que les lleva a un círculo infinito de impotencia e indefensión.
Por eso es tan importante saber desconectar y parar nuestra mente.
¿Por qué me cuesta tanto desconectar?
De la misma manera que al ejercitar un músculo se generan nuevas fibras musculares, elasticidad y fuerza en tendones, el cerebro genera conexiones más fuertes entre determinadas zonas facilitando procesos de información que pueden ir desde pensamientos, recuerdos o emociones, por el simple hecho de estar siempre pensando lo mismo.
Esto quiere decir que si pasamos, por ejemplo, un mes sin quejarnos, estaremos «entrenando» a nuestro cerebro a que piense de otra manera, por la sencilla razón de que se crean nuevas conexiones o se fortalecen las ya existentes hacia un nuevo hábito.
La magia de nuestro cerebro se llama «plasticidad neuronal«, convirtiéndolo es un órgano que puede reestructurarse casi por completo a través del aprendizaje.
Y es así como llegaste un día a tener una actividad neuronal tan alta que te impide desconectar de cuánto tienes que hacer, del futuro y la incertidumbre, o del pasado y el rencor. Aprendiste a hacerlo, ahora tienes que «reaprender».
Tú eres la persona responsable de haber acostumbrado a tu cerebro a pensar de cierta manera, ahora es el turno de cambiarlo.
José Machado
Con la siguiente afirmación no quiero ser simplista, por supuesto no siempre somos responsables de todo, pero si de dejar que nuestro cerebro caiga constantemente en los mismos errores.
Por ejemplo, si estamos constantemente preocupados por el futuro, a nuestro cerebro le costará centrarse en el presente incluso cuando intentemos hacerlo. De ahí que haya personas a las que les cueste practicar la relajación o la meditación.
¿Por qué? Porque hemos creado un sistema neuronal engrasado que se dirija directamente a pensar en problemas, preocupaciones, miedos, incertidumbre, …
Es normal, has estado varios meses o años fortaleciendo esas conexiones centradas en la preocupación. Ahora necesitas paciencia y dedicación.
¿Qué hago yo para desconectar mentalmente?
La clave para desconectar mentalmente es saber cuándo debes hacerlo. En mi caso me fijo en dos cosas: la respiración y la velocidad con la que mi mente salta de una cosa a otra.
Cuando necesito desconectar, mi respiración tiene mala calidad, es superficial y arrítmica. Y algo similar pasa con mis pensamientos, son rápidos, pasan de un tema a otro y no terminan de concluir en una solución, sino que se amontonan todos haciéndome creer que «estoy cerca del desastre».
Todo esto forma parte del camino del autoconocimiento del que siempre aprendemos y perfeccionamos, de la madurez emocional que nos permite gestionar y poner en práctica nuestros recursos.
Así he aprendido que «escapar» a la naturaleza, pasar tiempo solo, o hacer alguna actividad infructuosa como ver una película, son algunos ejemplos a los que recurro cuando necesito desconectar.
Pero hay uno que siempre funciona, este es, el mindfulness.
5 Técnicas de desconexión mental
Desconectar en importante para:
- Disfrutar el presente
- Prestar atención a las personas importantes que tienes junto a ti
- Escuchar y detectar situaciones importantes de un futuro inminente
- Planificar proyectos constructivos sin perdernos en conjeturas infundadas por el miedo
- Dormir bien para llenarnos de energía
- Rendir en el trabajo y con la familia
- Tener la sensación de que tenemos el control de lo que nos sucede
- Mantener una autoestima sana
- Reducir el nivel de cortisol en sangre para tener un sistema inmunológico fuerte
Seguramente hayan más ventajas pero ahí están descritas las más importantes, motivos suficientes por los que desconectar es importante para tu salud y bienestar.
Las siguientes técnicas forman parte del «ocio activo», fundamental para mejorar nuestro crecimiento interior.
Ver una película es «ocio pasivo» y puede que en lugar de favorecer la desconexión, la empeore.
1- Quedar con amigos para una actividad deportiva
Hoy en día los grupos de Facebook o los creados en los gimnasios permiten salir a hacer deporte con gente afín con la que podemos hablar sobre nuestras inquietudes, y la fuerza que la otra persona tenga ese día nos beneficiará.
Precisamente porque no todo el mundo está siempre motivado y porque todos hemos pasado por momentos así donde nos invaden pensamientos difíciles de callar.
Así que busca tu grupo de soporte con quien practiques alguna actividad deportiva.
2- Dar un paseo por tu barrio o localidad
La mayoría de las personas no saben qué ocurre en su barrio o su localidad. Seguramente hayan abierto una nueva biblioteca, museo, o este sábado haya una actividad o fiesta.
Aprovecha para pasear, hablar o conocer alguien de tu zona. Esto, que parece estúpido cuando tenemos la cabeza a 150%, es un ejercicio inocuo que despertará en nosotros una nueva visión de nuestro entorno.
Basta con salir de tu zona de confort emocional para que se despierte en ti una nueva forma de abordar lo que te pasa.
3- Pasa tiempo solo/a
Algunas personas (como yo) disfrutan del tiempo solo en la naturaleza o paseando por algún pueblo.
Exponerse a entorno rurales es siempre reconfortante por la gran cantidad de estímulos nuevos y, valga la redundancia, estímulos naturales.
Al ser humano siempre le ha atraído la diversidad del medio natural: pájaros, plantas, rios y valles. Y si te animas a meditar, mira este artículo.
4- Escucha música que motive
La música, a pesar de ser «ocio pasivo», es un interruptor increíble para motivarnos y darnos una perspectiva diferente sobre lo que nos sucede.
Nos invita a actuar y pensar de otra manera. Mejora la creatividad para abordar problemas e incluso mejora nuestra relación con el entorno.
Nos hace viajar a momentos y experiencias increíbles donde vivímos momentos inolvidables.
Tener un «botiquín musical» es fundamental.
5- Practica un deporte de riesgo
Durante varios años estuve practicando escalada y montañismo de manera más intensa que ahora, y aún recuerdo cómo al hacerlo mi mente estaba centrada en no caer.
Lo que quiero decir es que los deportes de riesgo (sobre todo los practicados en la naturaleza) hacen que nuestro cerebro esté centrado en hacerlo bien para protegernos y no poner en peligro nuestra integridad.
Esto que puede parecer asombroso, tiene un efecto inmediato en nuestro cerebro. Por eso algunas personas (en las que me incluyo) estamos «enganchados» al deporte, somos adictos de ese estilo de vida.
Por otra parte, cuando estuve aprendiendo a bailar salsa, descubrí que, a pesar de que mi vida no estaba en riesgo como en la escalada, mi mente también encontró cierta paz ya que tenía que estar concentrado en los pasos y en la coordinación de mi cuerpo.
Tendré que volver a intentarlo.
Meditar no siempre es la solución
Algunas personas sienten malestar al sentarse a meditar de manera que directamente realizan una actividad que, por el hecho de estar centrados en ella, su mente deja a un lado lo que les preocupa.
Déjame explicarte algo que quizas te ayude a entender mejor lo que te sucede.
Nuestro cerebro está compuesto por diferentes partes. Aunque en realidad funciona en conjunto, cierto es que la neuropsicología mantiene que determinadas zonas expecíficas del mismo tiene preferencia en procesas un tipo concreto de información.
Por ejemplo en la zona de la nuca se encuentra el lóbulo occipital encargado de procesar la información visual. En la parte superior del cráneo se encuentra la corteza primaria y somatosensorial que se encarga de aquello que percibimos en nuestro cuerpo y también de las funciones motoras.
Pues bien, en la zona de la frente está el lóbulo frontal, lugar donde se procesa nuestra «consciencia», la parte que dirige nuestros pensamientos, estrategias y planificación.
Para que éste se mantenga centrado en una tarea y no se encuentre «secuestrado» por nuestros pensamientos y miedos debemos dirigirlo hacia una actividad que, en los casos en los que estamos dispersos, la concentración en algo tan simple como la respiración, lo ayuda a calmarlo.
De igual forma nos sirve, como hemos visto en las técnicas comentadas, una actividad de «ocio activo».
Bueno, nada más, espero que compartas y hayas aprendido.